Cepillarse los dientes, ducharse, lavar los platos y baldear la vereda son algunas de la actividades cotidianas en las que utilizamos el agua. Sin embargo, muchas veces, no nos percatamos que mientras las hacemos hay una cantidad de litros que se desperdician. En Tucumán, una persona usa, aproximadamente, 600 litros de agua por día, cuando debería disponer de entre 200 y 300 litros para satisfacer sus necesidades básicas, según estimaciones de expertos de la Universidad Tecnológica Nacional-Facultad Regional Tucumán (UTN-FRT).
El ingeniero Oscar Graieb, director de la Maestría de Ingeniería Ambiental, explicó que los 300 o 400 litros que se desperdician tienen relación con un problema cultural de la población y con las fallas del sistema que provee de agua a los usuarios.
"La gente no cuida el recurso porque abunda. Sería bueno que en las escuelas se enseñara sobre la importancia de protegerlo, ya que, en el futuro, podría generar riquezas debido a que Tucumán cuenta con valiosas reservas subterráneas", manifestó en diálogo con LA GACETA.
El experto remarcó que las pérdidas públicas, que se observan en las calles o en los barrios, deberían ser atendidas por las autoridades. "Solucionar estas fugas ayudaría a controlar el derroche y a promover el uso racional", opinó, y agregó que también es necesario mejorar el tratamiento de los efluentes industriales y cloacales.
Un informe elaborado por la firma The Economist Intelligence Unit comparó las prestaciones ecológicas de las 17 ciudades más grandes de América latina, según 31 indicadores. Uno de los factores que se reflejó en la investigación fue el uso del agua, y Buenos Aires resultó una los distritos más deficientes, ya que cada habitante dispone de 669 litros por día, más del doble del promedio de las 17 urbes que es de 264 litros.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se requieren entre 50 y 100 litros de agua por persona al día para garantizar las necesidades básicas y que no surjan grandes amenazas para la salud y para el medio ambiente.
Graieb remarcó que el crecimiento poblacional de los últimos años, obliga a las autoridades a mejorar la administración del agua, mediante obras públicas y mediante compañas informativas dirigidas a la población, para contener las nuevas demandas. "En la provincia nacen, por año, un promedio de 25.000 personas, que necesitan agua", insistió.
Reservas para rato
Sobre los beneficios de la utilización racional del líquido vital, Graieb remarcó además que, en el futuro, podría convertirse en un alternativa económica, debido a que la provincia cuenta con reservas que abarcan una extensa área de la región llana, desde Tafí Viejo hasta La Cocha, y desde el pedemonte hasta los límites con Santiago del Estero. "Dentro de 100 años, el agua podría faltar y si Tucumán administra bien sus recursos hídricos podría atraer industrias e incluso vender agua a otras provincias que no tienen", afirmó.
El ingeniero Carlos Falcón, de la cátedra de Geología e Hidrogeología de la Maestría de Ingeniería Ambiental de la UTN, indicó que, además de los reservorios acuíferos, Tucumán cuenta características geográficas favorables para almacenar grandes cantidades de líquido en sectores subterráneos. "Hay zonas que tienen hasta 300 metros para acumular agua. Es un vaso de almacenamiento muy profundo", subrayó, y mencionó también la gran cantidad de ríos y un ciclo de lluvias contínuo como factores que facilitan la circulación y el abastecimiento.
El especialista subrayó que la mayoría de la población del Gran San Miguel de Tucumán, y sus localidad de influencia, tiene acceso al servicio de agua, aunque aseguró que aún existen poblaciones aisladas del interior que extraen agua de pozo. "Esta fuente no es aconsejable, ya que contiene arsénico y flúor, dos componentes que dañan la salud", concluyó. LA GACETA ©